jueves, 13 de marzo de 2008

Caminantes Bienvenidos al Desafío.....


Hace mucho tiempo, el suficiente, para que incluso la gente más vieja de la campiña no lo recuerde, existió un pueblo perdido entre viñedos, trigales y naranjos en flor.

De su nombre, se ha perdido toda noticia alguna, de su gente, no se cuentan más que leyendas que rozan lo fantasmagórico y de su historia como pueblo, no se piensa más que con nostalgia lejana y añosa.
Ya pocos saben quién vivió ahí, de como eran sus vidas cotidianas entre sol y sol, de sus pasiones y esperanzas, de sus miedos y enseñanzas, pero si de ellos aun se cuenta entre fogatas y reuniones perdidas de un sueño que algunas vez tuvieron.
Cuenta las leyendas añejas de los ancianos que un día el pueblo decidió ser el centro del mundo (ni más ni menos) y para ello su alcalde hizo reunir a toda la gente para preguntar y exigir opiniones de que hacer para cumplir con su meta tan ambiciosa.

Los agricultores y campesinos sugirieron crear el mejor Trigo del mundo, de gavillas de oro y sabor casi celestial, que junto a los molineros del pueblo realizarían la más perfecta de todas las harinas, blanca como la nieve, para terminar llevándola a los más reputados panaderos, el principal ingrediente que realizase el más fascinante y famoso Pan.

Por otra parte, el Padre de la Capilla, junto a los fieles de ésta, propusieron construir mancomunadamente una gran Iglesia, tan grande y más como la catedral de la nación, cuyas puntas se encaramasen hasta el cielo, las cuales fuesen vista desde el mar por los marinos y entre la cordillera, por los arrieros que asomaran su vista en busca de Dios.

Aun así hubo otras propuestas tan interesantes como las anteriores, Las mujeres del pueblo y los niños propusieron crear una biblioteca gigante de color azul, cuyos libros recogieran todo el saber de la humanidad y homologase la hazaña a la recordada biblioteca de Alejandría, justificaban su plan como un aporte a la cultura y al progreso.
Pero el ermitaño del pueblo, un viejo, aun más viejo que el pueblo mismo, cuya casa no era más que una cueva y por bienes tenia un violín. No quiso quedar fuera, Expuso también su idea, a ver se animaba a hacerla.
El propuso que la mejor forma de llamar la atención del mundo y transformarse en su “ombligo”, era crear a través del esfuerzo de todos una gran e inmensa campana de ricas melodías y de resonancia mundial, cuyo fin fuese despertar al mundo a nuevos tiempos, cuando las desesperanzas y el dolor enlodaran su corazón.

El pueblo creyó en el proyecto y acepto llevar a cabo esta misión, Sin embargo, después vinieron ciertos problemas, pues el ermitaño, viejo, cansado y ya enfermo, que quizás era el único que sabia de campanas, no pudo participar en la concreción de tan alta tarea.

No existió así un camino para crearla, no hubo un método que guiase al pueblo a su buen fin, incluso para forjar y moldear su metal, Así los agricultores y campesinos desorbitados se preguntaban que debían saber ellos de campanas si su vida era el trigal, por otra parte las mujeres y los niños sabían algo de música, pero por libros y nunca por pasión.

Así los años trascurrieron, y el sueño de una campana que alertara al mundo nunca llego, el pueblo sumido en su angustia lentamente desapareció.

TESTAMENTO DE BADEN POWELL


Queridos Scouts:

Si alguna vez han visto la obra de "Peter Pan", recordarán cómo el jefe de los piratas estaba siempre haciendo su último discurso de despedida por temor de que, posiblemente, cuando llegara la hora en que habría de morir, no fuera a tener tiempo para darlo a conocer. Así me sucede a mí, y aún cuando no me estoy muriendo en este momento, esto tendrá que suceder uno de estos días, y deseo decirles una palabra de despedida. Recuerden: esta es la última que oiréis de mí, por lo tanto, medítenla.

He tenido una vida muy dichosa, y deseo que todos ustedes tengan también vidas muy dichosas. Estoy convencido de que Dios nos ha puesto en este mundo maravilloso para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene simplemente de la riqueza, ni de tener éxito en la carrera, ni dándose uno gusto a sí mismo. Un paso hacia la felicidad es hacerse uno sano y fuerte cuando niño, para poder ser útil y así poder gozar de la vida cuando se es hombre.

El estudio de la naturaleza les enseñará cómo Dios ha llenado de cosas bellas y maravillosas este mundo para que lo puedan gozar. Estén satisfechos con lo que les haya tocado y saquen de ello el mejor partido que puedan. Vean siempre el lado bueno de las cosas y no el malo.

Pero la verdadera manera de obtener la felicidad es haciendo felices a los demás. Traten de dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontraron; de ésta manera, cuando les llegue la hora de morir, podrán hacerlo felices porque, por lo menos, no perdieron el tiempo e hicieron cuanto les fue posible por hacer el bien. "Estén Listos" en ésta forma, para gozar de una vida dichosa y morir dichosos: aférrense a su Promesa Scout siempre, aún cuando hayan dejado de ser muchachos. Que Dios los ayude a hacerlo así.

Su amigo,

Baden Powell y Giwell